Algunas definiciones de lo que es clásico, vienen a decir que es aquello que logra la armonía. Pues bien, esta obra es todo un clásico: aúna a la perfección la fidelidad histórica y la gracia argumentativa propia de una novela.
Trata de la vida del emperador Claudio desde que es niño hasta que muere. Con todas las intrigas, pasiones y excentricidades que se viven en el seno de la familia Julio-Claudia, que gobernó Roma durante la primera mitad del s.I: el ansia de poder de Livia, esposa de Augusto y madre de Tibero y Germánico, con las artes que emplea para lograr sus objetivos; el valor y la nobleza Germánico (padre e hijo) y la infausta locura del nieto Calígula (el botitas), digna de una película de Tarantino; el intento de gobernar bien de Claudio, y su desengaño y dejadez; al darse cuenta de la promiscuidad de su esposa Mesalina, que trata de arrebatarle el trono y que lo maten; hasta caer en manos de la no menos sádica Agripina, madre de Nerón; quien con la ayuda de los libertos de Claudio, ansiosos de poder, logra envenenarlo. Intrigas, ambición e historia. Todo un cóctel.
Un personaje muy logrado, es Hérodes Agripa, fiel amigo del emperador, con frases como: "nunca te fíes de nadie, ni tan siquiera de mí"; o antes de que llegara a gobernar: "cuanto más tonto parezcas más posibilidades de vida tendrás", tras la oleada de asesinatos que hubo antes de que subiera su tío Tiberio al poder.
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