sábado, 28 de junio de 2014

Curiosidades cotidianas: el W.C.

Visitando cualquier casa de algún autor famoso de principios del siglo pasado, sea Valle-Inclán o Miguel Hernández. Verás como algo curioso la bacina o bacín, palangana u orinal, que nombres tiene muchos. Y no hallarás en el aseo agua corriente, sino una jarra con la que se aseaban como buenamente podían. Pero el váter ya existía en el 4000 a.C. y no era un mero agujero en la tierra, sino que era un sofisticado asiento con su cisterna incluida, es decir ¡cómo ahora! Hablamos de la cultura micénica de la isla de Creta. "Una cultura lo suficientemente refinada para preocuparse por estos asuntos y ruborizarse al tratar sobre ellos" en palabras de B. Shaw. En época romana, existían incluso las letrinas públicas, vamos era un lugar común donde sin pudor la gente iba a hacer sus necesidades. Se cuenta que Arrio (principal figura de una de las primeras sectas cristianas, el arrianismo) murió en una de ellas, siendo considerado como un castigo divino por sus ideas heréticas.

Con la caída del Imperio Romano, todo esto se fue olvidando y además de que todo el "monte era orégano", se solían usar las bacinas, y al grito de "agua va" se avisaba de su lanzamiento a la calle. Obviamente las ciudades olían a ... exacto.

Tras puntuales iniciativas de algunos reyes, franceses e ingleses sobre todo, merece destacarse la figura del poeta John Harinton, lacayo de Isabel I, que inventó el water closet (armario de agua) que viene a ser el antecesor directo del actuar W.C. Andamos por el s. XVII. Pero no fue hasta 1848, cuando el parlamento obligó a instalar en todas las nuevas casas un inodoro, porque prestaba un "servicio" al bien común, por mantener así las calles más higiénicas. De ahí que se conserve en inglés la expresión: "voy al servicio".

Otros nombres como "excusado" se deben a que cuando un comensal se excusaba, se intuía a donde iba. Y desde entonces forma parte de nuestra vida cotidiana.

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