sábado, 23 de agosto de 2014

El duende

El duende es un sentimiento que te invade cuando estás cantando o bailando, así lo afirman los artistas flamencos. No es algo que se aprenda, se posee o no. Es una fuerza que te evade y te hace conectar con el torrente interior humano, casi un éxtasis que hace entrar en catarsis a todo el auditorio. No es tan importante las cualidades técnicas, pues se puede ser muy técnico y transmitir tibieza, el duende es lo vivo.

Lorca supo captar en sus obras este genio universal, andaluz por ser de su tierra pero que hundía sus raíces en la noche inmemorial de la humanidad.

Eran los cantos mistéricos de la cultura mediterránea, la minóica para ser concretos, la que floreció en Creta 1.500 años antes de nuestra era. Y que tuvo contacto con la turdedana, con la mítica Tartessos, consideraba por muchos la ciudad más antigua de Occidente. En los mitos griegos se ven esa amalgama, ese intercambio cultura que hubo entre ambos lados del Mediterráneo. Hércules mata a Gerión para robarle los toros, y la zona del Guadalquivir es descrita en la antigüedad por sus ingentes cantidades de ganado bobino en libertad.

El duende conecta con los ritos a Dionisios, en el éxtasis de las bacantes, y el triste sacrificio del toro, que todavía sigue trasplantado en nuestra tierra, como antiquísimo vestigio ancestral.

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